Cuando hablamos de pie equino, hacemos referencia a una alteración en la forma en que apoyamos el pie al caminar. En términos simples, es una condición en la que el pie se mantiene en una posición «de puntillas», dificultando que el talón toque el suelo con normalidad.
Este tipo de pisada cambia la forma de andar, y también puede generar molestias en otras zonas del cuerpo, como las rodillas, la cadera o incluso la espalda. Las causas pueden ser muchas: problemas musculares o nerviosos, secuelas de una lesión o una enfermedad pasada.
¿Cómo se trata el pie equino?
La forma de corregir el pie equino depende mucho de cada persona y de la causa. Algunas veces es leve y se puede mejorar con ejercicios físicos y estiramientos, y otras veces requiere tratamiento más específico.
Los ejercicios de estiramiento y movimiento, pueden ayudar a mejorar la flexibilidad y fuerza del pie, para así reducir molestias y prevenir rigideces. En muchos casos, el uso de plantillas personalizadas también es útil para mantener una posición correcta al caminar o al descansar.
La cirugía solo se considera si las opciones anteriores no funcionan y se tiene gran limitación y dolor en las actividades de la vida diaria.
Cuanto antes se actúe, más posibilidades hay de mejorar la forma de caminar y evitar complicaciones futuras. Nosotras te podemos ayudar con el tratamiento de pie equino.
¿Cómo se trata el pie equino varo en adultos?
El pie equino varo es un poco más complicado. No solo el pie apunta hacia abajo, sino que además se gira hacia adentro, como si camináramos sobre el borde externo del pie.
En adultos, esto suele aparecer como consecuencia de una lesión antigua, una enfermedad neurológica o un problema que no se trató bien en la infancia.
Como hemos comentado antes, para tratarlo podemos hacer uso de plantillas, ejercicios de movilidad y en casos más complejos se recurre a una intervención quirúrgica. Para nosotras el objetivo siempre es el mismo: que la persona funcione mejor,sin dolor, y con más seguridad.
¿Qué tipo de discapacidad es el pie equino varo?
Tener pie equino varo no significa automáticamente que una persona tenga una discapacidad. Muchas veces, con el tratamiento adecuado, se puede hacer una vida plenamente normal.
Pero si el problema es severo y afecta mucho la movilidad, por ejemplo, si la persona no puede caminar bien, se cae seguido o necesita ayuda para moverse, entonces sí puede considerarse parte de una discapacidad, sobre todo si está asociado a otras condiciones como una parálisis o una enfermedad neurológica.
En esos casos, es importante consultar con especialistas para ver si se puede acceder a ayudas, tratamientos o incluso adaptaciones para el día a día.
¿Qué enfermedades puede provocar el pie equino?
Como hemos visto, el pie equino no es una enfermedad en sí, sino un síntoma o consecuencia de otros problemas médicos, especialmente de tipo neurológico o muscular. Aquí te dejo las causas más comunes:
- Parálisis cerebral: es una de las causas más frecuentes en niños. Afecta el tono muscular y puede provocar que el pie se mantenga en una posición en punta (equino).
- Accidentes cerebrovasculares (ictus): pueden dejar secuelas como la debilidad o espasticidad en una pierna, provocando pie equino.
- Lesiones medulares o traumatismos cerebrales: al dañar el sistema nervioso central, alteran el control de los músculos del pie.
- Enfermedades neuromusculares como la distrofia muscular o la esclerosis múltiple, que afectan la fuerza y el control muscular.
- Poliomielitis (menos frecuente hoy, pero puede dejar como secuela un pie equino por parálisis muscular).
- Neuropatías periféricas (como en la diabetes avanzada), que afectan los nervios que controlan los músculos del pie.
El pie equino suele estar relacionado con alteraciones neurológicas o musculares que impiden apoyar correctamente el talón al caminar.
Ejercicios y tratamientos para mejorar
Los ejercicios pueden ser de gran ayuda, sobre todo cuando el pie equino no es muy severo. Son útiles para estirar los músculos que tiran del pie hacia abajo y para fortalecer los que ayudan a levantarlo.
Ejercicios fáciles
Estirar la parte de atrás del tobillo: Ponte frente a una pared, apoya las manos y adelanta una pierna. La otra queda estirada hacia atrás. Intenta mantener el talón del pie trasero bien apoyado en el suelo mientras inclinas un poco el cuerpo hacia adelante. Este ejercicio ayuda a evitar que el talón se levante al caminar y da más elasticidad al tobillo.
Mover el tobillo en círculos: Sentada/o, levanta una pierna y comienza a hacer círculos con el pie, primero hacia un lado y luego hacia el otro. Esto ayuda a mejorar la movilidad y mantener el tobillo activo y flexible.
Subir y bajar los talones: De pie, sujétate con una silla para mantener el equilibrio. Sube lentamente sobre las puntas de los pies y luego baja de nuevo apoyando bien los talones. Este ejercicio fortalece los músculos de la pantorrilla y mejora el control al caminar.
Tratamientos que pueden ayudar
Ayudan a mejorar la forma de pisar, dar más estabilidad y evitar que el pie se deforme con el tiempo. Se adaptan al tipo de pie y al nivel de corrección que necesite cada persona.
Masajes o fisioterapia. Los masajes liberan tensiones musculares que pueden estar tirando del pie hacia abajo. La fisioterapia trabaja con técnicas manuales, estiramientos y otras herramientas para mejorar la movilidad y la fuerza.
Revisión podológica frecuente: Un seguimiento con podología es clave para detectar a tiempo cualquier cambio, cuidar la piel, prevenir durezas o heridas por mal apoyo, y adaptar el tratamiento según evoluciona la pisada.
Conclusión
El pie equino puede parecer un problema pequeño, pero si no se trata, puede afectar a tu calidad de vida. La buena noticia es que hay muchas formas de tratarlo y mejorar.
Si notas que caminas siempre de puntillas o sientes que te estás torciendo al andar, lo mejor es consultar. A veces, un pequeño ajuste marca una gran diferencia. Te ayudamos con eso desde nuestra clínica en Alcoy.